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EL CONTROL DE INTERNET

Rafael Pla López

Precisemos: el uso de Internet es incontrolable. Su estructura en red facilita que lo que se censure en un sitio reaparezca en otro. Pero su funcionamiento requiere de unos protocolos y convenios globales que posibiliten la circulación de información, los cuáles incluyen procedimientos de asignación de números IP y nombres de dominio (como http://www.pce.es o http://alteritat.net) a cada sitio de Internet y la correspondencia entre ellos. A ello es a lo que se refiere el "control de Internet" a debate en la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información en Túnez. La autoridad para dicha asignación (IANA, Internet Assigned Numbers Authority) dependía originalmente del gobierno norteamericano,  pero actualmente es una función de ICANN (Internet Corporation for Assigned Names and Numbers, http://www.icann.org), que se define como una corporación privada sin ánimo de lucro y cuya junta directiva está formada por personas de múltiples países. Ahora bien, dicha función la realiza a través de un acuerdo de febrero del 2000 con el Departamento de Comercio de los EE.UU. que sustituyó a un previo acuerdo de transición.

Ello supone una situación singular: que el control internacional de Internet se realice a través de una especie de "libertad condicional" o "concesión" del gobierno norteamericano. La razón de ello es el origen de Internet, que nació en los EE.UU. y posteriormente se extendió por todo el mundo a través de la conexión entre las distintas Universidades ampliándose después al ámbito extraacadémico. Por ello, la situación actual debe entenderse como transitoria, y parece lógico culminar la internacionalización de Internet de modo que la ONU sustituya a los EE.UU. como referencia, e ICANN asuma el control de Internet por delegación de la ONU, no por delegación del gobierno norteamericano.

Pero dicha propuesta para el cónclave de Túnez cuenta con la oposición del gobierno norteamericano, que se resiste a perder su capacidad de tutela sobre Internet. Y sus argumentos son peregrinos: que el transpase de tal tutela a la ONU pondría en peligro la libertad de Internet. Resulta sangrante que los liberticidas que han promulgado la antidemocrática "Ley Patriota" que restringe las libertades políticas en el mismo interior de los EE.UU., y se dedican a practicar o subarrendar la tortura por todo el mundo, sigan proclamando que ellos son los únicos que pueden garantizar la libertad de expresión en Internet en el mundo entero. Es al revés, claro: es gracias a que su capacidad de intervención es muy limitada que Internet puede funcionar libremente. Pero los gobiernos e internautas de todo el mundo deben rechazar las ínfulas imperiales de quienes se consideran, y actúan siempre que pueden, como gobierno del planeta usurpando las funciones de los organismos internacionales. Del mismo modo que todas las instituciones y movimientos democráticos deben condenar la represión policial y el boicot que han impedido la celebración en Túnez de la Cumbre Ciudadana paralela, cosa que pone en entredicho el significado de la Cumbre "oficial" organizada por la ONU, dado que sus objetivos no podrán ser alcanzados si son violados los derechos fundamentales, entre ellos la libertad de expresión, opinión, reunión y asociación, claramente reconocidos en la Declaración de Principios de la Cumbre de Ginebra del 2003.